Todos sentimos amor alguna vez en alguna de todas sus formas: por una pareja, por familiares, por amigos, por mascotas, por hobbies, por paisajes… El amor tiene tantas formas como personas en el mundo. Pero, ¿qué es el amor?
¿Cómo definirlo?
Según la Real Academia Española, se trata de “un sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno”. ¿Y la ciencia qué dice? La antropóloga Hellen Fisher lo define como “una respuesta fisiológica más que una emoción. Numerosas regiones cerebrales se activan, sobre todo aquellas relacionadas con la recompensa y la motivación”. En consecuencia, podemos afirmar que en la química del amor desempeñan un papel fundamental todos los sentidos, pero el olfato es el que causa mayor impacto.
El poder del olfato
Los aromas que percibimos se interpretan, procesan y almacenan en la parte emocional de nuestro cerebro. En el momento en que olemos una fragancia que se encuentra almacenada en nuestra memoria, inmediatamente nos genera una emoción relacionada con la misma.
Un dato curioso es que el cerebro puede diferenciar hasta 10000 olores distintos y almacenarlos ligados a las emociones que se sienten cuando se perciben. Al encontrarnos ante un estímulo olfativo, el cerebro lo busca en nuestro stock de aromas y revive recuerdos y emociones relacionadas.
Y no, no nos estamos olvidando del sudor. Porque más allá de ser seres racionales, también pertenecemos al reino animal y cada uno de nosotros tiene un aroma característico en su piel. El proceso bioquímico mediante el cual se establece el vínculo entre la pareja consiste en que el olfato detecta moléculas esparcidas en el aire, donde sensores nerviosos en el epitelio olfativo llevan la información al cerebro y éste, con su memoria, reconoce el olor de la persona amada.
A partir del aroma del sudor y la memoria olfativa es que es posible reconocer fácilmente a quién pertenece. “Como si se tratara de huellas digitales, cada persona posee un aroma que la caracteriza, cuya función es atraer al otro; sin embargo, es disfrazado y hasta cierto punto modificado por perfumes y desodorantes “, detalló el investigador Alonso Férnandez.
Pero entonces, ¿a qué huele el amor?
A lo que sea que evoque esos recuerdos. Es una percepción sumamente personal y vinculada a tus vivencias, a los lugares que visitaste y las personas que frecuentaste.